No te vengarás, ni guardarás
rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo
Jehová. Levíticos 19: 18
Ama a tu prójimo fue, en
parte, la respuesta de Jesús cuando los Fariseos, la secta religiosa dominante
de entonces, le preguntó acerca del mayor mandamiento en la Ley.
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la
ley?
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el
primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo
22: 36 al 40
Esos líderes religiosos
habían hecho casi un arte de clasificar todas las diversas leyes y darles
grados relativos de importancia. Así que al hacerle a Jesús esta pregunta, su
intención era el probarlo. Jesús dominaba las Escrituras y su respuesta los
dejó atónitos: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma,
y con toda tu mente. ‘Este es el primero y más grande mandamiento. Y el segundo
es semejante: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo.' De estos dos mandamientos
depende toda la ley y los profetas.
Jesús estaba resumiendo toda
la ley en estas dos declaraciones. Si amamos al Señor Dios con todo nuestro
corazón, alma y mente, amar a nuestro prójimo es el resultado natural. La
pregunta entonces es: ¿quién es nuestro prójimo? y ¿cómo lo amo?
Examinemos quién dijo Jesús
que era nuestro prójimo: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y
aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os
digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a
los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mateo 5:
43 al 44
Cuando amamos a Dios con
todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, llegamos a reconocer que todo el
mundo es parte de Su creación. ¿Estará todo el mundo en el cielo? No, pero no
es porque Dios no quiera que ese sea el caso. Su Palabra nos dice que Dios desea
que todos sean salvos. Por lo tanto el quiere que todos los hombres sean salvos
y vengan al conocimiento de la verdad. 1ra de Timoteo 2:4
Pastor Gregorio García

